Por desgracia, no faltan aún hoy situaciones en las que la mujer vive, de hecho, sino jurídicamente, una condición de inferioridad. Es urgente hacer que madure por doquier una cultura de la igualdad, que será duradera y constructiva en la medida en que refleje el plan de Dios.
En efecto, la igualdad entre el hombre y la mujer se halla afirmada ya desde las primeras páginas de la Biblia, en el magnífico relato de la creación. Dice el libro del Génesis: «Creó Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios lo creó, varón y mujer los creó» (Gn 1, 27). Con estas pocas palabras se expresa la razón profunda de la grandeza del hombre: lleva grabada en su interior laimagen de Dios. Eso vale, por igual, para el varón y para la mujer, ambos marcados por la impronta del Creador.
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